Si, ya se
Te falta tiempo y todavía tienes tareas por terminar
La historia de siempre
¿Sabes que la falta de tiempo es una de las razones por las que los emprendedores aseguran no conseguir mejores resultados de los que tienen?
Creemos que la productividad se encuentre en las herramientas que usamos, pero en realidad se encuentra en nuestra mente y en lo claro que tengamos lo que queremos y el foco que pongamos en conseguirlo.
Si quieres puedes leerlo más abajo, pero si prefieres, puedes darle al play. . .
Así que vamos al grano. . .
1# No pones límites entre tu vida personal y tu vida profesional
Hoy en día muchos profesionales trabajamos en casa y eso hace que tengamos que ser más imperativos y poner límites en lo que es tu vida personal y profesional.
Probablemente, si trabajas en casa es porque quieres tener más flexibilidad y poder compatibilizar mejor los dos ámbitos, para ahorrarte tiempo en desplazamientos y también ahorrarte costes fijos en tu empresa.
El hecho de que puedas hacer el horario que quieras y montártelo como quieras no significa que no tengas que ser disciplinada en tus horarios y trabajo, mejor dicho, mucho más que si tuvieras un horario establecido, porque la responsabilidad de cumplir y conseguir tus metas es solo tuya.
Es fácil que los dos ámbitos se mezclen, pero precisamente por ello es necesario que tengas claro cuando estás en tu horario laboral y cuando no. Lo primero, decide cuantas horas vas a trabajar al día, hazte un timing donde desgloses y planifiques cuanto tiempo vas a dedicar.
Asegúrate de que ese tiempo es suficiente para conseguir tus objetivos, y si no, tienes que ser consciente de que a lo mejor tardaras más, no pasa nada, pero se consciente.
Si has decidido que vas a trabajar de 9 a 13 porque los niños están en el colegio y puedes producir lo que necesitas, no empieces a desempeñar tareas que sean personales, dedica por ejemplo de 13 a 13:30 para ello o alguna hora por la tarde. Y por la tarde lo mismo. Si en total puedes trabajar 5 horas y habías planificado que necesitas 7 para conseguir terminar todo lo que te has propuesto, está claro que tendrás que buscar ese tiempo que te falta y sacarlo de otra cosa, levantarte más temprano, cuando todo el mundo descanse, te lo sacas de tu tiempo, del sofá, o de donde sea, pero no te engañes y vayas posponiéndolo todo.
De esa forma podrás ser más eficiente y darle también un tiempo de calidad a tu familia.
Si mientras estas hablando con un cliente, escribiendo contenido, creando una formación, estas pensando en una llamada, en la comida o cualquier otra tarea personal, no puedes poner foco en lo que haces y al revés, si estas con tu familia y pensando en las tareas de tu negocio, tampoco estarás por lo que tienes que estar.
Respeta tu horario de trabajo y familiar, el limite lo pones tu, así que eres flexible, pero respétalo.
2# Necesitas poner orden en tu cabeza y en tu espacio de trabajo
Tenemos que tener claridad mental y orden físico en nuestro espacio de trabajo para poder ser lo más eficientes posible.
Tener orden en tu escritorio y en tus documentos en el ordenador es básico para no perder tiempo buscando lo que necesites y porque cuando visualmente todo tiene su lugar, nos ayuda a mantener también el orden mental.
Es sumamente importante tener orden en tu mente y eso significa tener claridad en lo que tienes que hacer y poner foco en lo que haces.
De ese modo tendrás las menos distracciones posibles y te concentrarás en terminar lo que estás haciendo.
Así que mira si tu escritorio necesita un repaso, que este limpio y ordenado. Comprueba que tus documentos están guardados en sus carpetas correspondientes en tu ordenador y asegúrate de qué tarea tienes que terminar hoy y ponte a ello.
3# No confíes en ti y no te atrevas a hacer algo diferente
Eso lo hablamos en otro artículo pero la falta de seguridad te hace perder mucho tiempo, porque además de las dudas, de estar dando vueltas constantemente a lo mismo, no tomas decisiones y vas posponiendo actividades y decisiones, con lo cual cada vez tienes más tareas por completar, más agobio, más ansiedad y más estrés.
Esta es una de las razones que nos hace perder más el tiempo porque en realidad afloran nuestros miedos, de si lo haremos bien, si gustaremos o si nos van a criticar por nuestro trabajo.
Tal y como comentamos también nos hace ser más perfeccionistas y eso significa emplear mucho más tiempo del necesario en cada tarea.
Aplica la ley de pareto o del 80/20, donde el 20% del tiempo consigues el 80% de tu productividad. Averigua cual es ese 20% y céntrate en el, intenta eliminar todo lo que puedas del resto, porque el 80% del tiempo significa distracciones, ladrones de tiempo, rodeos y procrastinación.
4# La falta de disciplina
Empezamos con mucha ilusión, pero muchas veces perdemos motivación por el camino, tenemos días de bajón y pocas ganas de hacer lo que tenemos que hacer. La motivación la conseguimos cuando nos damos cuenta de que vamos consiguiendo hitos y vamos terminando tareas. La disciplina es lo que nos hace seguir y seguir una vez hemos empezado.
Con lo que cuesta tomar la decisión de empezar, no dejes que el día a día y la falta de disciplina tiren tus planes por el suelo y boicotee lo que tienes que hacer.
No hay nada que desmoralice más que ver que pasan los días y sigues igual, sin avances y sin logros.
Así que planifica exactamente lo que tienes que hacer y ponte a ello, no pienses, solo hazlo. Cuando lo incorpores a tus hábitos de manera cotidiana, ya no tendrás que pensar en ello y lo horas de forma casi automática, aunque en tu planificación también puedes incluir días más soft para hacer otro tipo de tareas mas mecánicas, que no requieran tanta concentración y de ese modo no se resienta tanto tu proyecto.
5# No aprovechas tu tiempo más productivo
Cuando planificamos las tareas diarias, muchas veces no tenemos en cuenta nuestras horas más productivas. Parece que todos estamos más frescos y con la mente despejada por la mañana, a primera hora o incluso madrugando más.
Para mi es así, pero yo tenía una clienta que decía ser más efectiva por la noche o a media mañana porque a primera hora estaba demasiado atontada y no era capaz de concentrarse.
Aunque hay estudios que respaldan la teoría de la mañana, tú tienes que buscar la que te vaya mejor, por tu situación, tus características y tus circunstancias y planificar qué tipo de tareas vas a hacer en diferentes momentos del día, cuando vas a crear, cuando vas a dedicar al desarrollo de tu negocio, cuando vas a tratar con tus clientes o cuando vas a hacer tareas más mecánicas como mirar el correo electrónico, hacer llamadas o ponerte a programar tus redes sociales.
Intentar hacer algo en una franja de tiempo que no te corresponde por el nivel de energía que tienes te quita concentración y te supone emplear más tiempo en una tarea sin necesitarlo.
Espero que te haya ayudado estas 5 razones y que puedas ponerles remedio ya.
Cuéntame, ¿Con cuál te sientes más identificada? ¿Qué crees que te impide ser más productiva y vas a poner remedio a partir de hoy?
Me encantará leerte…
Completamente de acuerdo contigo.
Me encanta sobretodo el punto 5.
Siempre nos han dicho que es mejor trabajar por las mañanas ya que estas más “fresca” despues de descansar. Y por ello yo me programaba mis actividades en función a esos horarios. Lo intentaba, es evidente que sacaba el trabajo pero “obligandome”, al llegar la noche (despues de tener a los niños dormidos y todo controlado) no sabia porque las ideas fluian y podia trabajar con mucha más rapidez y facilidad.
El saber cual es mi horario más productivo me permite organizarme de manera que por las mañanas me dedico a todo lo que no me exige concentración y por la noche a generar contenido. Soy más productiva y tengo menos remordimientos de estar delante de la pantalla avanzando lentamente.
Gracias Cristina.
Hola Edith,
Gracias por tu comentario y por compartir tu experiencia;). Cada uno tiene su ritmo, sus horas más productivas y tiene que adaptarlo a cada situación. No hay que agobiarse por querer hacer lo que nos dicen que es mejor, ser flexibles nos ayuda a adaptarnos a lo que más nos convenga.
Un abrazo,
Cristina